El Señor Jesucristo, quien es el Mesías Prometido (Is. 9:6), el Salvador del mundo (Mt. 1:21; 1 Jn. 4:14), el Hijo de Dios (Mt. 16:16; Mr. 1:1; Lc. 1:35; Jn. 3:18), y que es Dios mismo (Jn. 1:1, 14; 8:58; 10:30; Hch. 20:28), 100% hombre y 100% Dios, que fue tentado en todo y sin embargo nunca pecó (2 Cor. 5:21; 1 Jn. 3:5; Heb. 4:15), se presentó como sacrificio perfecto ante Dios, cumpliendo, por medio del derramamiento de su sangre (1 Pd. 1:18-19), con todas las demandas que la Justicia de Dios Padre exige para pagar por el castigo que la Ley de Dios reclama por pecar contra Dios que es tres veces Santo (Rm. 5:6-8; 1 Jn. 1:7). Al derramar su sangre en la cruz (Mt. 26:28; Heb. 9:22), Él hizo por nosotros lo siguiente: La Sustitución; La Justificación; La Regeneración; La Santificación; La Redención; La Reconciliación y La Propiciación.
Sustitución: Reemplazar en lo que otro debería de hacer, pero por alguna razón no puede. Cristo tomó mi lugar en esa cruz, nos sustituyó para que recibiéramos los beneficios, murió por los viles, por los que no tenían salida. En aquella cruz, Dios Padre trató al Señor Jesucristo como si Él hubiera vivido nuestra vida, para que entonces Dios nos pueda tratar como si hubiéramos vivido la vida de santidad y perfección que vivió el Señor Jesucristo. (Génesis 22:13; Isaías 53:5; 2 Corintios 5:21; 1 Pedro 2.24; 3:18; Gálatas 1:4).
Justificación: Es la respuesta de Dios a la fe genuina, por medio de la cual Dios nos perdona de nuestros pecados y nos declara legalmente perfectos y sin pecado, nos trata como si nuestro camino fuera tan recto como el de Jesús y nos da crédito por la vida recta que Jesús llevó. Aunque todos pecamos y pecamos todos los días, Dios nos declara libres de pecado. Cuando vengo con fe y arrepentimiento me declara inocente ante el Padre, me justifica. (Romanos 4:5; 5:9; 1 Pedro 2:24; 2 Corintios 5:21; Gálatas 2:16; Filipenses 3:8-9; Colosenses 2:13-14; Romanos 5:1; 3:28; Gálatas 2:21).
Regeneración: Da vida donde había muerte (nuevo nacimiento), somos transformados de adentro hacia afuera por el poder del Espíritu Santo. (2 Corintios 5:17; Efesios 2:1, 5; tito 3:5; Juan 3:5; Mateo 7:17-20).
Santificación: Nos apartó por medio de su Hijo amado (1 Juan 3:23). La santificación se divide en tres: 1) Apartados para Dios: Ya no somos nuestros, fuimos comprados y apartados. (1 Corintios 6:20) 2) Santidad: Recibimos su naturaleza. Así como el niño que se pone el traje del papá y le queda grande, debe de crecer y madurar para que le talle bien (Efesios 1:4-5), crecemos por el poder de Cristo pero también en la disposición de obedecer (Filipenses 2:12-13), debemos apartarnos de lo que nos pueda manchar (Santiago 1:27) 3) Llegar al cielo: Vamos por la vida con la mira puesta en una puerta estrecha, caminando hacia ella por un camino angosto, pero al final está la casa de Dios (Filipenses 3:20; Mateo 7:13-14). Dios obra cada día. (Juan 17:19; Hechos 20:32; 26:18; 1 Corintios 1:2; 6:11; Hebreos 2:11; 10:10; 10:14; Judas 1:1).
Redención: Dejar en libertad por el pago de un rescate. El pecado ya no es mi amo, Cristo me compró con su sangre y me rescató de la ley, Dios selló esa compra con el Espíritu Santo. (Efesios 1:7; Romanos 3:24-25; 8:1-2; Tito 2:14; Gálatas 3:13; Hebreos 10:11-12; 1 Pedro 1:18-19; 1 Corintios 6:20; Mateo 20:28).
Reconciliación: Éramos enemigos de Dios por llevar una vida como nosotros queríamos, en nuestros propios placeres e ignorancia y no como Dios ordena, por lo tanto, éramos enemigos de Dios, sujetos de la ira de Dios. Jesús con su vida quita el muro que nos separaba de Dios y construye un puente con su sangre que nos lleva al Padre, haciéndonos amigos de Dios. (2 Corintios 5:19; Efesios 2:16; 2 Corintios 5:18; Colosenses 1:20; Romanos 5:10).
Propiciación: Jesús fue el blanco de la ira de Dios, para desviar esa ira hacia Él y que no cayera sobre nosotros. Cristo no se hizo pecado, siempre fue puro y perfecto, sin mancha, mas Dios lo trató como a un pecador. (Romanos 3:23-26; Juan 3:36; 1 Juan 2:2; 3:5; 4:10, 14).
En Sólo Jesús Salva servimos a la iglesia para conocer cuál es el Evangelio y cómo hablarlo con otras personas.
Si consideras que en este ministerio de evangelismo te podemos servir, por favor no dudes en contactarnos por medio del enlace siguiente:
¡Bienvenido! Visita nuestras redes sociales para que el Mensaje del Señor Jesucristo llegue a más personas de habla hispana.